lunes, 12 de julio de 2010

DIURNO NOCTURNO


El amanecer y tú se parecen, el uno se levanta evocando el canto de aves perdidas, coronando las colinas de resplandores intensos, que pueden dejar ciego.
Mientras que tú silbas por la mañana, y te levantas desnuda de la cama, evocas el horizonte con tus senos alberos, y con tu danza matutina, es como mirar que el alba fuera una persona, como tú.
El amanecer sin embargo muere como nace, pues dicen algunos, “ya es de día” cuando el sol se ha colocado como todo un soberano sobre todo ser vivo o, en apariencia muerto.
Tú por otro lado, sigues siendo tú, la perfecta almohada sobre la que tengo los más fabulosos sueños, y eso me gusta de ti, ese aroma ineludible de vino y cerezas, esa piel suave como pluma de ganso, y ese movimiento perenne de tu cintura.

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