Don’t let me go
Tú y yo, dos flores que se marchitan en la lejana penumbra de alguna tierra,
Dos desconocidos que se hablando de caliches y sonrisas frías,
dos inviernos en pleno verano.
Tú y yo, lejanos humanos, ataviados con el palpito del tiempo,
aferrados inútilmente al suelo,
ocultando las alas bajo,
finos ponchos de vanidad plagiada.
Deja que me marche, deja ir el segundo precioso de tus besos,
Amamanta el olivo que habita mi garganta, y prepara mi oído al silencio de tu silencio.
Márchate tú, déjame con el adiós, con la fina sombra de tu silueta angosta, con tu aroma fugaz de orquídea, o con un poco de tu aleteo de de picaflor.
No me dejes si me has olvidas, no me llores si me has de extrañar, simplemente échame al vacio, donde guardas tus recuerdos, donde se te acumulan los rencores, o donde están otros que no te han amado, y que has dejado marchar al infierno de
No hay comentarios:
Publicar un comentario