
Los NiÑOS
El galope nocturno de los luceros,
levantan a los niños dormidos del desierto.
En ellos sus ojos inocentes,
desbordados de sus rostros gritan desesperados.
-Padre Mío, sálvame, sálvame-
En las noches encerradas,
en prisiones de letargo frio,
ellos gimen como ángeles heridos,
con sonidos sin color, con sonidos sin sabor.
-Resguárdame en tus manos antes que la piel se
haga arena, antes que el desierto me absorba en su corazón seco-
-resguárdame antes que el alma quede sola
y los huesos queden desnudos y llorando algún martirio-
resguárdame…………. Continúa…………
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