lunes, 22 de febrero de 2010

cronica de un amor

I
Llego a mi a galope fresco, con sonidos secos de piedra muerta.
Seria octubre pues era doncella y destilaba vino de sus dos ojos de primavera.
Su vestido como niebla se levantaba abría el cielo y entre sus dos almas a mi me mataba.
La noche de arrabal, de coleta, pues el sueño es mas sueño contigo con tus manos tibias que alivian el cautivo, y esos labios tuyos tristemente tuyos que le pintan corazones al martirio.
Seria octubre lo recuerdo, pues la lluvia taciturna gemía y en honor a la verdad a alguien maldecía.
Oh mi luz mi sonrisa, luna nueva luna vieja. En esas dos lumbreras como arco sobre tu pecho, se me cayeron dos besos que coronaron el silencio.

II
Gritos desesperados y gemidos son las flores, asustadas, temblorosas pues presienten su fatal destino , sus colore siempre vivos se desprenden con la lluvia y sus aromas robados por el viento se marchan al olvido.
¿Donde estas princesa? Las flores te necesitan pues sobre tu piel sus colores se pintan y en tu ser sus aromas se cobijan.
A la rivera de tus lágrimas, pergaminos de memoria, guardaron fieles el recuerdo de un beso, el dolor de una mentira, y el agasajo de tu siempre inocente simpatía.
Oh princesa mía, tu vida respiro, y tus instantes dulces o amargos con vino blanco alimentan el hambre del cariño.
III
Es seno de la noche y la sabia luna, dibujaron tu cabello, ondulado para que fuese como el mar, para que sea eterno y refulgente, para que pueda guardar secretos como la luna en la oscuridad.
Aliento sereno eleva el alama en franja canosa, da vida al velero y hace girar el molino viejo del deseo. Idilio pasajero, dejo la costra doliente cuando ella dijo te quiero, en sus palabras las manecillas del tiempo perdieron su credo. Y me dijo te quiero. Y en la mirada traumada dejo caer parte de su destello.
No me toque no me mires pues en mis hilos transparentes tu corazón se arrepentirá, y tu pensamientos. Para mi cuerpo mas que la miel me saciara.
Creo que el vetusto fauno cuida el roble anciano, que nos miro desnudos entregarnos a la eternidad, creo que el hada verde aun vuela en tu rostro haciendo eterna la fachada que mira este infeliz mortal.
Camina sujeta mi mano para guardar los restos de lo que nos dio felicidad. Camina, deja libre el silencio y calma los nervios pues el dolor de la espina acaba de empezar.
Quédate, puyes prometo que del lecho con astuta furia sabré escapar, simplemente para estar descalzo amándote y guiando tu sueño a mi mundo espiritual.
Abrazarme, deja desvanecer el odio antes que la oscuridad ahogue mis ganas de tus aromas respirar.
Y bésame, pues tus dulces labios, limpian el amargo ajenjo de mis labio arrogantes que apenas y si te aprenden amar.

IV
Cálida tu lluvia, al océano encrespado supo calmar, y tus alas de paloma la brisa marina supieron imitar. Recuérdame al alborada, mientras tu mirada borrosa divisa la inmensidad, mientras tus sentidos me buscan entre el lino, y tu vocecilla silenciosa murmura con los restos de humedad.
Por tu amor deje mis huesos atados a cadenas, deje el oscuro espacio de la conciencia dolgado de una vela, e hice que las flores olvidaran el tiempo y solo para ti florecieran.
Por tu amor el pielago, a su espalda cuatro lunas y un demonio devoro, y a la penumbra de la paciencia cyeron dos males he hicieron mas oscuro el dolor.Por tu amor del cielo tome una estrella y la sembre debajo de tu balcon.
Oh mi lunam cuantas noches no mire tu luz, cuantas veces no escuche tus cantos enamorados, cuantas veces no te mire amando el marm y en sus negras aguas diluirte como una mujer en idilio en sus brazos de su galan.
Oh mi luna, diem si sus memorias giran lento, si su Dios sigue siendo bueno, o si el lunar en su rostro sigue siendo negro.
Corpusculo, cuerpo fragil celestino, qué estas haciendo iluminando mi destino. Qué estas haciendo buscando mi aliento pues la vida misma se ha convertido al hastio.
Y, tú, lienzo de olivo, brillo de la higuera centinela, qué estas haciendo mientras la guagira enciende el hotno y calienta la pena.
Estaras soñando, cabalgando a lomo blanco de chubasco, coqueteando con la libelula y apañando las lagrimas del ave huerfana.
Y ella desnuda, como cisne en laguna, con tidas sus dunas, despierta pecados hasta en las paredes mudas. Su ombligo, como grieta en su pureza, habre el sendero hasta el climax de su belleza. Y sus pies de doncella marcan la entrada en su laberinto de hiedra.
V
A mi princesa le ruego, a ella le pido sombra a ella le pido sueño. A ella le pido Patria, pues es ella la caña verde, el sol replandeciente y la tierra fertil

( y el amor se quedo en el puerto, nunca sarpo, nunca viajo, nunca llego hasta el eterno vacio que nos separo)

1 comentario: