
Muerte
Madero seco de semblante muerto
Escupe tu alma légamo de tristeza
Caustico dilema es tu presencia
Como ciego es tu corazón de piedra.
Aferras inviernos en cuerpo de primavera
Y nunca dejas que de ti el pensamiento perezca.
Negruzca ramera, vas de lecho en lecho
Con astuta destreza, y ni el ruego ni la pena
Son suplicios para tu labor siniestra
Ella, irrespetuosa y malévola
Ha seducido el alma con promesas huecas
Con infiernos o cielos cuya existencia es incierta
Y la odio con tal fuerza,
Que de mi pecho escurre veneno
Solo de pensar en ella.
Y lo se, se que ni en barco,
Ni en lomo arisco de bestia podría huir de ella.
Obséquiame flores de vez en cuando, si es que el dolor te obliga a quererte y a quererme, pero nunca pienses que esas flores sobre tumba fría celebren
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