Me dejaron un par de botas, una camisa vieja, una moneda de diez pesos, una hogaza de pan rancio. Me dejaron una historia marcada en mis manos, unas cuantas penas arraigadas en ojeras, una promesa que me mantiene vivo, y una cicatriz en la mejilla izquierda. Me dejaron lluvia, sol en verano y mucho frio en invierno. Se marcharon diciendo te amo, haciéndome sentir viejo, dejándome el recuerdo de sus dientes blancos, y de sus peinados engominados. Me dejaron varias fotos, una cuando eran niños y prometían nunca crecer, otras en las que lloraban por no tener prelado ni riqueza para ostentar. Una en la que el amor de toda mi vida, sujeta la mano de mi Esteban, y con sus ojos me dice te amo y te amo. Me dejaron una silla apolillada, una caja llena de nada, y unas ganas terribles de escapar de mi atrofiante realidad.
Me dejaron un suspiro, una rabieta, una sonrisa en la memoria, una idea y mucha tristeza.
Y los amo, los extraño, ya no sé si volverán o si en sus mentes todo mi amor aun existirá, si recordaran las noches en que me enfrentaba a sus miedos, o las muchas veces que los invite a soñar y cantar.
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